JOAN LAMOTE DE GRIGNON I BOCQUET   (1872-1949)

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 Sobre Lamote de Grignon:  Biografía:  Infancia i primeros estudios  Dinamismo de juventud y matrimonio  Repertorios variados  La Banda Municipal y la Escola Municipal de Música de Barcelona  La Orquestra Simfònica de Barcelona  Un hecho de gran trascendencia  De la mano de Richard Strauss  Una labor que ni el estallido de la guerra puede parar  La Orquestra Municipal de Valencia  Últimas actividades en el retorno a Barcelona
 Obra Música para orquesta  Música para orquesta y voz  Lieder y canciones  Música escénica   Voz y piano   Transcripciones para Banda
 Fuentes e información adicional:  Bibliografía   Otros Músicos Modernistas Catalanes
 
Obra:

Música para orquesta:
-Scherzo sobre un tema popular (La filadora) (La hilandera 1897)
-Médona, poema si
nfónico (1899)
-Révérie, schumaniana p
ara violoncelo y orquesta (1901)
-Solidari
dad de las flores, sardana (1907)
-Hispánicas II: Cataluña, suite (1913)
-Cantos populares españoles (1914)
-Hispánicas I: Andalucia, suite (1924)
-Tema y variaciones para contrabajo y orquesta (ca.1946)

Música para orquesta y voz:
-La Nit de Nadal, oratori (Nochebuena oratorio 1902)
-Poema romàntich (Càntich d'Amor i de Dolor), (Poema romántico (Cántico de Amor y de Dolor)) para barítono y orquesta

Lieder y canciones:
-Dos canciones de Contraluz (1898)
-Funeral (1898)
-L'àngel de la son (
El ángel del sueño 1898)
-Melodi
as (1898-1907) (Algunas sin completar y otras en que solo constan las indicaciones de las partituras)
-Sis cançons de Violetes (
Seis canciones de violetas 1901-1904)
-Íntima (1904-1907)
-Tres poem
as para soprano y orquesta (1904-na.1924)
-Quan jo ja seré mort (
Cuando ya habré muerto 1905)
-Prec de Madonna Elisenda (Oración de Madonna Elisenda 1906-1907)
-Oració de mercès (
Oración de gracias 1914)
-Ros ton cabell, blau ton vestit (Rubio tu cabello, azul tu vestido ?)
-Uns llavis molls de la fresca rosada (Unos labios húmedos del fresco rocio ?)

Música escénica:
Opera
-Imogina, cuadro dramático (1894)
-L'Angelo,
Escena para barítono y   orquesta (1899)
-Hesperia (1906)
Zarzuela
-En todas partes cuecen habas o La romería del santo (1895)
-Pares y nones (1895)
-Soledad: Act
o 1 (1895)
-Las siete palabras (1896)
-Los antropófagos (1896)
-La Perla del Avapiés,{sic} (?)
-Un millón (?) Incompleta

Voz y piano:
-Canciones catalanas (1896-1897)
-Violet
as 1901-1904)
-Passioneres (1901-1906)
-Rec
opilación de obras para voz y piano (1904-1907) Muchas  sin completar. con frecuencia se trata de transcripciones de los lieder para voz y orquesta.

Transcripciones para Banda:
-De obras de multitud de autores, desde Albéniz hasta Weber, pasando por obras del mismo Lamote.


 

 


 

 

Retrato de Joan Lamote de Grignon

Biografía:

Infancia y primeros estudios:
Nace en Barcelona el 7 de julio de 1872. Sus padres, de ascendencia francesa, son Lluís Lamote de Grignon i Lebiay i Elena Bocquet.
De muy pequeño, la familia pasó a residir en Tortosa, donde poseían tierras, hecho por el que Joan consiguió el título de Bachillerato en el Instituto de Tarragona en 1887. A la vez adquir los primeros conocimientos musicales de la mano de Josep Abarcat, pero sintiendo una muy fuerte inclinación hacia la música, se trasladó a Barcelona y se matriculó en el Conservatorio del Liceo, que era el único que había en aquellos tiempos.
Allí conoció a Antoni Nicolau, que fue su maestro de composición, así como a T. Güell, Gabriel Balart (violín y B. Tintoré (piano). Destacó en este instrumento de una manera significativa y con el tiempo llegó a ser nombrado sucesivamente profesor de piano (1890) y más adelante profesor de solfeo superior, auxiliar de armonía y responsable de conjunto instrumental en el mismo Conservatorio del Liceu.

Dinamismo de juventud y matrimonio:
Paralelamente a estos acontecimientos, se casó con Florentina Ribas i Mallol el 31 de julio de 1893 que le dio un único hijo, Ricard, nacido el 23 de septiembre de 1899, que estaba destinado a colaborar íntimamente con su padre como continuador de su labor, especialmente en la dirección orquestal. Es sabido que el nombre escogido lo fue debido a su admiración hacia Richard Wagner. Por estas fechas, siempre que la actividad concertística se lo permite, se dedica a la composición. Es la época de la Gavota en re mayor, Seis canciones catalanas, Imogina y L'Angelo, alguna de ellas estrenadas en el Teatro Lírico.
El cambio de siglo nos presenta a un dinámico Joan con madurez para la composición de obras más ambiciosas. Nos encontramos con el poema sinfónico Médona (estrenado en el teatro del Liceu el 22 de marzo de 1900), el oratorio La Nit de Nadal (La Nochebuena 1902) y el poema lírico Hesperia (estrenado en el Liceo el 25 de enero de 1907 .
También el año 1902 fue el de su presentación pública como director de orquesta, escogido por La Asociación Musical de Barcelona, (que ya le había concedido anteriormente el primer premio en el "I Certamen Musical de Barcelona"), al frente de una orquesta no titular en el sentido que entendemos ahora, puesto que los músicos eran contratados por un número determinado de conciertos, pero que en su día constituía una tribuna artística ideal para poner a prueba las dotes del joven Lamote.
Al frente de esta orquesta no solamente alcanzó un gran prestigio que lo llevó a ser conocido por el gran público. Dió a conocer obras de muy diferentes estilos y compositores en primeras audiciones, se acercó tanto a intérpretes nacionales como extranjeros, creando un ambiente hasta entonces inexistente y, en definitiva, colaboró en despertar de manera permanente el interés por la música.
En esta tarea fue ayudado por pianistas como Granados, Malats, Fauré, Saint-Saëns, Batalla; violinistas como Heermann, Thibaud, Manén, Massiá, violoncelistas como Casals y muchos otros.

Repertorios variados:
Repasando algunas de las obras interpretadas en este periodo, encontramos cantatas de Bach, conciertos de Händel, Cristo en el monte de los Olivos y la primera audición de la Misa solemnis de Beethoven (interpretada según costumbre de la época seccionada en tres conciertos), el oratorio Las Béatitudes de Cèsar Franck, la primera audición de Catalònia de Albéniz, selecciones sinfónicas de obras de Wagner (contando con la presencia para este  acontecimiento de Sigfried Wagner, hijo del compositor)… En este aspecto Lamote coadyuva a la consolidación del repertorio tanto clásico como contemporáneo, otorgando a su acción un equilibrio entre arte y pedagogía, que fue una característica de toda su vida.

La Banda Municipal y la Escola Municipal de Música de Barcelona:
El alcalde Ríus i Taulet creó en 1886 un cuerpo fijo de plantilla para la Banda Municipal de Barcelona, que hasta entonces funcionaba del mismo modo que hemos explicado para las orquestas, con contratos por temporada, en un intento de consolidar la entidad y propiciar una madurez y regularidad en sus actuaciones.
Los 60 profesores iniciales de la plantilla fueron puestos bajo la dirección de Josep Rodoreda i Santigós. El Ayuntamiento también creó la Escuela Municipal de Música con vistas a formar buenos profesionales para el conjunto, de tal manera que las dos instituciones estaban ligadas como un elemento pedagógico indispensable, pues el mismo Rodoreda era el responsable de las dos entidades.
Todos los comienzos son difíciles y pese a su dedicación indiscutible, Rodoreda no conseguía imponerse ante la indisciplina y la dejadez de muchos músicos. Esto, unido a la otra responsabilidad de dirección de la Escuela lo llevó a presentar su dimisión (1896). En un deseo tácito de evitar el vacío de poder se hizo efectivo simultáneamente la dimisión de Rodoreda y el nombramiento de Antoni Nicolau, hombre de gran prestigio musical y con las dotes de firmeza y de organización necesarias para acabar con la crisis.
Este se dedicó prioritariamente a la dirección de la Escuela Municipal de Música y encargó la dirección efectiva de la Banda a Celestí Sadurní y Gurguí, hasta entonces subdirector, con el título de Músico Mayor, reservándose Nicolau la dirección jurídica de la institución. Sadurní hizo una tarea excepcional en aquel delicado momento, que restituyó el crédito artístico y ciudadano de la Banda, hasta su muerte (1910).
Anunciada la vacante para la plaza, Joan Lamote se presentó como candidato junto con otros y no tuvo ninguna duda el jurado, que estaba formato por el director de la Escuela Antoni Nicolau, Lluis Millet y Eusebi Daniel, en decantarse unánimemente hacia él como nuevo director, no sin crispaciones de determinados regidores y disputas entre algunos componentes del mundo musical del momento. Pese a su valía y al hecho de haber sido elegido por un jurado de expertos, la oposición municipal consiguió imponerse ante la lógica artística y tras turbulentas acciones, escritos, contra escritos, influencias y amenazas, el regidor Jaussens forzó la realización de una nueva votación por el candidato por él propuesto, Teodoro San José. El hecho es que el resultado final de la votación fue de dieciocho a favor y once en contra, con lo cual el mencionado San José, se convirtió en el nuevo director de la Banda.

La Orquestra Simfònica de Barcelona:
El acontecimiento dejó a Lamote muy decepcionado pues en su cabeza hervían una cantidad de proyectos para la Banda que ahora se veían truncados y ,cuando menos, habrían de esperar como mínimo hasta una nueva oportunidad. Pero el abatimiento no duró demasiado, puesto que al poco tiempo decidió fundar una orquesta, contando con la ayuda de La Asociación Musical de Barcelona y con la experiencia previa que había logrado como director gracias a la confianza en él depositada por aquella entidad. La Asociación reaccionó favorablemente a su propuesta y le apoyó inmediato. Tan es así, que la presentación oficial de la nueva Orquesta Simfònica de Barcelona tuvo lugar el día 13 de noviembre de 1910 en el Palau de la Música Catalana, que hacía poco más de dos años que se había inaugurado. El criterio para la programación de los conciertos fue la misma que instauró en la Orquesta de la Asociación, es decir la búsqueda de un público fiel, consolidación de un repertorio, y voluntad educadora.
En aquellas fechas el público barcelonés era relativamente nuevo en el repertorio sinfónico, pese a que por Barcelona ya habían pasado entonces y sobre todo en la primera década del siglo XX, importantes conjuntos musicales y artistas cualificados de fama reconocida. Nos habían visitado la Orquesta Filhamònica de Berlin dirigida por Arthur Nikisch (1901) y por Richard Strauss (1908), la Orquesta de los Conciertos Lamoreux de París por Camille Chévillard (1902 y 1905), la Sinfónica de Madrid por E.Fernández Arbós (1909 y 1910), y solistas de piano como Joaquim Nin, Raoul Pugno, Joaquim Malats, Isaac Albéniz, Alfred Cortot, Enric Granados, Ignaz Paderewsky; de violín como Mathieu Crickboom, Joan Manén, Hugo Heermann, Eugène Ysaÿe, Jacques Thibaud, y el violoncelista Pau Casals, estos dos últimos con mucha frecuencia.
Llevó a cabo una tarea elocuente en la presentación de compositores noveles del país, que el público barcelonés desconocía totalmente en aquel momento o al menos su obra no formaba parte del repertorio con la asiduidad deseable. Esta iniciativa la denominó "Primera Manifestación Sinfónica de Autores Ibéricos". Paralelamente a la tarea inacabable de director y a los correspondientes ensayos para ir puliendo cada vez más su OSB, no abandonó la vertiente de compositor, pese a que lo que lo haría más famoso era la popularidad que logró como director toda su vida, al frente de la orquesta.
No solamente se limitó a la ciudad de Barcelona, pues en esta primera etapa, de 1910 a 1916, se dieron conciertos en muchas capitales y pueblos importantes de Cataluña, sino que también se dieron una considerable cantidad de conciertos en España. Hasta sesenta y tres conciertos repartidos entre localidades como Tarragona, Girona, Sabadell, Terrassa, Reus, Manresa, Tortosa y València, Zaragoza, Madrid, Bilbao, San Sebastián, Zaragoza, Granada, etc., lo cual hizo decir a Oriol Martorell que la OSB había sido "una de las formaciones sinfónicas catalanas más viajeras".
Mayoritariamente los conciertos se dieron en el Palacio de la Música Catalana, en ciclos cortos, como 6 conciertos durante la temporada de Cuaresma y 4 conciertos en otoño, además de acontecimientos puntuales, como el estreno de la Misa en sí menor de J. S. Bach, junto con el Orfeó Català y Albert Schweitzer al órgano y conciertos a beneficio del Templo de la Sagrada Familia de Gaudí, o para el monumento a Jacinto Verdaguer.

Un hecho de gran trascendencia:
El 18 de mayo de 1914, por una resolución gubernativa, fue declarada nula la decisión municipal de 4 de agosto de 1910, por la cual Joan Lamote de Grignon no había podido acceder a la dirección de la Banda Municipal. El alcalde Joan Pich i Pon restableció al que cuatro años antes había ganado por méritos propios. Desde entonces la principal preocupación de Lamote volvió a ser la Banda, en la cual tantas ilusiones había depositado años atrás, pero sin descuidar el OSB, si bien ya no hubo prácticamente más desplazamientos. El maestro prefirió dedicar el conjunto a los conciertos populares, básicamente para el público de Barcelona.
No obstante, paulatinamente y como consecuencia de este hecho, la Asociación no veía con buenos ojos esta acumulación de trabajo y la vieja alianza con el maestro empezó a debilitarse hasta el punto que en febrero de 1922, después de haber ofrecido gratuitamente el concierto nº 200 de la OSB en la plaza de San Jaime, la Asociación suspendió su colaboración económica lo que trajo graves problemas para la supervivencia de la entidad. Desde entonces sólo podía contarse con los recursos generados por taquilla, del todo insuficientes. Pese a esto, Lamote en medio de toda clase de dificultades, aguantó un tiempo. Su constancia para capear los escollos, el saber resolver con inteligencia determinadas situaciones, reorganizaciones del ciclos, etc., hizo seguir adelante la orquesta, pero a cambio de reducir cada vez más el número de conciertos que se podían ofrecer. Los últimos que ofreció la OSB serían uno extraordinario de beneficencia en el Teatro Eldorado el 13 de abril de 1924 y otro en el Olympia el 11 de enero de 1925, dirigido este por C. Slavinski d'Agreneff.
Mucho se ha especulado si en todo el asunto tuviera que ver el hecho que en 1920 fundara Pau Casals la Orquesta que llevaba su nombre. Ciertamente, esta tuvo desde el primer momento una solidez económica y artística que otras instituciones barcelonesas de aquel tiempo no tenían. El prestigio que en todo el mundo había logrado su fundador como virtuoso del violonchelo, la cantidad de músicos que había en Barcelona en aquella época, insuficiente por completar las plantillas de las cinco orquestas del momento y las mejores condiciones laborales y económicas, hizo que tanto músicos como instituciones se decantaran hacia la nueva propuesta del maestro del Vendrell.
Lo cierto es que las relaciones entre ellos serían siempre buenas y no se resintieron a causa de estos hechos. Lamote fue llamado varías veces a dirigir la Orquesta Pau Casals y en una ocasión el mismo Casals tocó la parte de violonchelo solista de la obra Andalucía en un concierto de homenaje en junio de 1929, dirigido por el mismo autor y formado todo por obras de Lamote.

La Banda Municipal, segunda etapa:
Desde el primer momento tuvo clara una cosa. La Banda Municipal de Barcelona debía renovarse sin falta, con tal de quitarle los vicios y la forma rutinaria que estaba arrastrando, labor que ya llevaba in mente desde 1910 al presentar su fallida candidatura. Quizás las mismas palabras del maestro extraídas de una conferencia leída en el Instituto Francés de Barcelona en mayo de 1935 nos resumen y nos aclaran la posición en que se encontró al renunciar a la OSB. "…una vez la Orquesta Simfònica de Barcelona reducida al silencio, me fue preciso encontrar el medio de continuar, intensificándolo, el que consideraba como un deber ineluctable: la educación artística de nuestro pueblo. Y el fin de la Orquesta Simfònica ha dado nacimiento a la Orquesta de instrumentos de Viento. Si con la primera había que esperar a que el pueblo viniera a nuestros conciertos, con la segunda, puedo traer los conciertos al pueblo".
Además de las reformas internas de los diferentes bloques instrumentales como fondo, también entró en el terreno de la forma, como es el hecho de que las tradicionales audiciones de la Banda los domingos por la mañana, que se hacían en el cruce de la Gran Vía de las Corts Catalanes con el Paseo de Gracia, pasaran a lugares más adecuados, como por ejemplo la Plaza del Rey o la Plaza de Sant Jaume cuando eran al aire libre, o al Palacio de las Bellas Artes en un local cerrado. En efecto, el espacio más reducido daba opción a oir mejor los matices de la formación, que podían fácilmente pasar desapercibidos en un espacio tan abierto como era el de la ubicación anterior.

De la mano de Richard Strauss:
En marzo de 1925 Richard Strauss se encontraba en Barcelona, para dirigir una serie de conciertos en la Temporada de Cuaresma del Teatro del Liceu y el día 15 tuvo ocasión de escuchar en la Plaza del Rey la versión transcrita para la Banda hecha por el maestro Lluís Oliva, de su poema sinfónico Muerte y transfiguración. Sorprendido por la calidad de la versión, pidió poder dirigir el conjunto, petición que fue inmediatamente concedida como un gran honor. La audición tuvo lugar por la mañana del 19 en la Plaza de Sant Jaume, para que pudiera caber más gente. El éxito fue apoteósico. El alcalde que entonces era el varón de Viver llamó a Richard Strauss a saludar desde el balcón del Ayuntamiento a la multitud entusiasmada. Pero esto no es todo. El compositor austriaco manifestó el deseo de llevar la Banda a Alemania para que sirviera de modelo para otros conjuntos, lo que demuestra la calidad de la labor hecha por Lamote y su Orquesta de instrumentos de Viento. Y así fue, pues en agosto de 1927 en el marco de la Exposición Internacional de Frankfurt, que con el título "Die Musik im Leben des Völker" se celebró del 20 al 28, volvió Strauss a dirigir la Banda en el último concierto, interpretando su poema sinfónico Don Juan, en la trascripción de Joan Lamote. completaron la salida de la Banda las ciudades de Wiesbaden, Bad Nabhein, Stuttgart, Ginebra y Lyon.

Una labor que ni el estallido de la guerra puede parar:
Ahora nos encontramos en los años de mayor fecundidad del maestro, en que, lograda su valía y admirado en todas partes, ve poco a poco como el resultado de su esfuerzo es reconocido cada vez más por el mundo musical y por el público adicto a las audiciones, que pronto crean un referente en la cultura popular del momento. Y cuando decimos popular no nos referimos a las obras más o menos "fáciles", que tradicionalmente se asocian a las bandas tan numerosas en nuestra geografía. Con perspicacia, muy sabiamente, fue renovando paulatinamente el repertorio hasta que dio a conocer un conjunto de piezas que, gracias a su acertada trascripción para banda, consiguió hacerlas populares. Sólo haría falta buscar en las hemerotecas y consultar los programas de mano para confirmarlo.
Anotamos como hitos la participación fundamental en la Exposición Internacional de Barcelona del año 1929, en que actuó en numerosos conciertos extraordinarios, tal y como reclamaba un hecho de esta magnitud. También destacamos el viaje que con Robert Gerhard hicieron a Amsterdam en 1933 y a Praga en 1935, por interesar en Barcelona la participación en el XIV Festival de la SIMC (Societé Internationale de la Musique Contemporaine), candidatura enfrentada a la de Berlín. Se consigu el objetivo y la semana del 18 al 25 de abril de 1936, la ciudad se convirtió en el punto de máximo interés mundial del mundo de la música. Justo es decir que el advenimiento tiempo atrás de la república en abril de 1931 otorgó al país un régimen de libertades y de proyección mundiales desconocidos hasta entonces.
Tras las Jornadas Internacionales del mes de abril, continuó con los conciertos populares hasta el último de la temporada el día 9 de julio, pero el estallido de la guerra interrumpió la actividad musical barcelonesa. La Orquesta Pau Casals quedó deshecha y la Banda Municipal se convirtió en la única institución que con regularidad cumplía con su público. Durante el transcurso de la guerra, no dudaba en ir allá dónde la situación social y patriótica lo pedía. Los conciertos menguaron los años 1937 y 1938 cuando los bombardeos hacían matanzas de civiles inocentes y mucha gente, aquellos que tenían un lugar más seguro, se alejaba de la capital hacia los pueblos con tal de evitarlos.

La Orquestra Municipal de Valencia:
Con el nuevo régimen - la dictadura franquista - en el poder, llegaba la hora de las venganzas y las represalias. Un informe fechado en junio de 1939 y sin firmar, acusaba ignominiosamente a Joan Lamote de Grignon y a su hijo Ricard, de haber llevado a cabo una serie de acciones infamantes, que comportaron la apertura de un expediente de depuración por colaboración con el enemigo. El redactado, en un estilo directo, vejatorio y vengativo, claramente alejado de las fórmulas jurídicas, llevaba la impronta visible de una revancha personal. Triste historia, puesto que el Ayuntamiento de Barcelona, que habría podido enmendar el agravio, se limitó a corroborar la destitución en el pleno del 29 de agosto. Anteriormente ya había nombrado un "director accidental" en la persona de Ramon Bonell i Chanut.
Ahora nos encontramos con un hombre de 67 años abatido, desorientado, sufriendo como otros muchos conciudadanos e intelectuales el largo calvario de la infamia. Padre e hijo que tanto habían luchado por el ideario del mundo musical pasaron un largo periodo silenciados por la locura de los tiempos que corrían.
Pero manos amigas abrieron el camino. En València, como en tantos otros lugares, conocían sobradamente la calidad de Lamote y su Ayuntamiento quiso fundar una orquesta, para lo que fue llamado en diciembre de 1942. Él sólo puso una condición, que su hijo fuera el subdirector. Así fue, (a despecho de que en la lista de candidatos estaba antes Josep Manuel Izquierdo) y al mes siguiente ya empezaron las pruebas para la admisión de músicos.
De esta manera el público valenciano pudo disfrutar de todo el bagaje de una personalidad en el momento más importante de su madurez humana y artística (tenía ya 71 años) dirigiendo una formación pensada y estructurada personalmente como sus queridas OSB y Banda Municipal. Su hijo Ricard dirigió también en esta etapa gran número de conciertos, siendo ambos conocidos y admirados cuando menos por el público que
El hijo de Joan Lamote, Ricard Lamote de Grignon i Ribas iba a escuchar la Orquesta Sinfónica de València, puesto que existía una vertiente de rencor y de envidia relacionadas con elementos sectoriales adictos al talante político del momento. No era así en el Ayuntamiento, dónde disfrutaba de un entorno favorable sobre todo en las personas del alcalde Juan Antonio Gómez Trénor, conde de Trénor y el regidor Martín Domínguez Barberà.
Durante estos cinco años de trabajo en València, murió el 4 de diciembre de 1944 su esposa Florentina Ribas. Dos años más tarde volvió a rehacer su vida, casándose con Marcela Llevarán i Paulin, antigua colaboradora suya en las tareas administrativas de la Banda Municipal.
Al acabarse el contrato el Ayuntamiento le ofreció la posibilidad de renovarlo, pero él lo rehusó, aduciendo que necesitaba una temporada de descanso. Tenía entonces 75 años. Su hijo Ricard aceptó continuar con las tareas de subdirector, junto al maestro Hans von Benda. Se le renovó contrato por cuatro años en marzo de 1948, con una cláusula de rescisión o renuncia voluntaria de cualquiera de las dos partes durante los primeros seis meses. El hecho es que de pronto el 25 de agosto del mismo año el Pleno del Ayuntamiento de València rescindió el contrato a Ricard Lamote, sin consultarlo previamente a la autoridad política, ni musical, ni, desde luego pedir la opinión del interesado.

Últimas actividades en el retorno a Barcelona:
La ciudad era en aquellos momentos, humana y musicalmente, una sombra del pasado. Por todas partes se respiraban las estrecheces y las angustias del presente y se temia por el futuro. El temor y el miedo de decir en voz alta lo que se pensaba en voz queda, formaba parte de la vida ciudadana; dónde estaba el esplendor cultural que él había conocido? A pesar de todo, era su ciudad y se enfrentó a ello.
Encontró otra vez el rescoldo necesario para seguir y participó en el I Cursillo de instrumentación para cobla (pequeña orquesta de viento y percusión para interpretación de música popular catalana), organizado por la "Institución Musical Juli Garreta". Atrevida iniciativa para la época, como se desprende de la discreción con que las siete lecciones a cargo de Joaquim Serra se llevaron a cabo (seis en el London Club, Gran Vía 615 y una en el Fomento de las Artes Decorativas, en la cúpula del Coliseum), pero que representaban un sello de identidad en el enmudecido hecho catalán del momento. Como conclusión Lamote desarrolló una disertación sobre el tema "Las posibilidades futuras de los instrumentos de plaza y de la cobla".
Barcelona había creado su "Orquesta Municipal de Barcelona", al frente de la cual había colocado a Eduard Toldrá, de innegable valía. Pese a que el expediente sancionador de 1939 se había sobreseído en febrero de 1943, era impensable que él pudiera volverla a dirigir en aquel momento, cuando todavía los rencores se hacían evidentes y el dolor de incontables heridas flotaban mortecinamente en la cotidianidad. Debió ser con otra orquesta, la Filharmònica creada por César Mendoza Lasalle, donde volvió a reencontrar el calor del Palau de Música y a muchos del músicos de años pasados que con él habían colaborado, y que habían tocado bien en la Orquesta Pau Casals o en la OSB. Con ellos el 27 de febrero de 1949 dirig el que seria el último concierto, actuando Alicia de Larrocha como solista al piano. Por imposibilidad física ya no pudo dirigir un nuevo concierto con la Novena de Beethoven que pocos días después estaba anunciado.
Murió en Barcelona el 11 de marzo de 1949. El silencio de las instituciones denotó un desagradecimiento inapropiado hacia una persona que se había entregado en cuerpo y alma con tanta nobleza y dedicación al engrandecimiento musical de la ciudad. Pero el pueblo de Barcelona y toda la profesión musical enfervorizada sí rindió silencioso homenaje al viejo maestro, acompañando sus restos en el último trayecto de su paso por la tierra. El mismo año, seis meses más tarde moria Richard Strauss, que creyó en él. En aquel año la muerte hizo pasar a la posteridad a dos grandes músicos.

 
Texto de Ricard Comas i Figueras

Fotografías publicadas con la autorización de la Academia Marshall de Barcelona

 

Bibliografía especifica sobre Joan Lamote de Grignon

Título Autor Publicado por Año
La Banda Municipal de Barcelona. 1886-1944 Almacellas i Díez, Josep Maria Arxiu Municipal de Barceona, 2006
125 anys de la Banda Municipal de BArcelona Almacellas i Díez, Josep Maria Quaderns de l'Auditori (Q11), Barcelona 2010
La música i el Modernisme Aviñoa, Xosé Biblioteca de cultura catalana. Barcelona 1985

Joan Lamote de Grignon

Bonastre i Bertran, Francesc Generalitat de Catalunya i Edicions Proa
La Banda Municipal de Barcelona. Cent anys de música ciutadana Bonastre i Bertran, Francesc Barcelona 1989

La Música "Oficial" de la Ciudad de Barcelona. Apuntes para la historia de la Banda Municipal

Caballé Clos, T. Barcelona 1946
Historia de la música contemporánea valenciana Climent, J. Valencia 1978
Barcelona filarmónica. La evolución musical de 1875 a 1925 Lamaña, L. Elzeviriana i Libr. Camí, S.A.. Barcelona 1927
La música a Catalunya Lamote de Grignon Conferència mecanografiada ca.1937. Arxiu Sra. Empar Ranch, Valencia. ca. 1937
Musique et musiciens français a Barcelone, musique et musiciens catalans à Paris Lamote de Grignon Conferència mecanografiada, llegida a l'Institut Francés de Barcelona el 9-5-1935 1935
Quasi un segle de simfonisme a Barcelona. Vol I: De l’orquestra Pau Casals a l'Orquestra Ciutat de Barcelona Martorell, Oriol Barcelona 1995
Síntesi històrica de la música catalana Martorell, Oriol i Valls Manel Els llibres de la frontera. Sant Cugat del V.

Història de la Música Catalana

Valls, M. Editorial Tàber. Barcelona 1969
 

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