
Anís del Mono
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Generalidades:
El cartel empieza a tener una importancia especial, manifestando una nueva
estética a finales del siglo XIX. En este proceso el trabajo de Riquer,
junto al de Ramon Casas y Adrià Gual, tendrá una importancia fundamental.
En
el año 1897, Riquer presenta un cartel para el Salón del Pedal (1897) que
refleja un
simbolismo muy refinado de una gran elegancia en cuanto a la idea y en
cuanto a su realización.
El cartel ve crecer su importancia como elemento de promoción comercial,
cualquier tipo de producto - alimentos, bebidas, medicamentos, muebles,
espectáculos, vehículos, etc. - es anunciado por este procedimiento.
Riquer, Gual y Casas usan frecuentemente como elemento central la figura
femenina acompañada habitualmente de formas curvas, muy propias del
modernismo, junto a representaciones de elementos naturales, básicamente
vegetales.
Los motivos que aparecen en los carteles, están además caracterizados por
una imagen de vitalidad que exalta la juventud, la vida, la representación
de lo positivo: el sol naciente, la alegría.
Los concursos:
Para la selección de los carteles, los anunciadores acuden pronto al sistema
de concurso que les permite escoger entre una gran variedad de propuestas de
artistas renombrados. Así, por ejemplo en Abril de 1898, se desarrolló el
concurso de carteles de Anís del Mono, al que se presentaron 162 propuestas,
siendo seleccionada la de Ramon Casas, quedando Alexandre de Riquer en
segundo lugar.
La producción de carteles de Riquer es muy extensa y sus creaciones en este
campo fueron muy bien recibidas. Su contemplación, de lo que ahora se
considera una verdadera obra de arte, nos permite disfrutar de las etéreas
formas tan propias del modernismo.
Los méritos de Riquer como diseñador de carteles se reconocen en diversas
revistas europeas como "The Poster
Collector" (1899), "Circular" (1899), "The Poster" (1899),
los "Maîtres de l'Affiche" (1899) o "The Studio" (1900).
Formato e influencias:
Según Eliseu Trenc, los mejores carteles de Riquer "se caracterizan por
su decorativismo simbólico, por la técnica japonesa del formato muy
alargado y por la disposición de los colores en manchas sin relieve, separadas
por líneas espesas, reseguidas dentro de una tonalidad cromática apagada,
muy armónica".
Vista desde un ámbito europeo más amplio, se ha considerado tradicionalmente
que la obra cartelística de
Riquer estaba influenciada por la obra del checo Alphonse Mucha, pero más
recientemente, Eliseu Trenc considera mucho más evidente la influencia de
los cartelistas belgas Edmond Meunier i Privat-Livemont.
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